Concurso

Es irrecuperable el síntoma. No hay complexión humana que pueda alcanzar la posición socrática del molde recortado en un perímetro de falsa humanidad. Es horrible. Deberías, como un buen payaso del circo canadiense, flexionar las piernas y los brazos en un instante preciso para poder atravesar el muro de unicel. Me quito el sombrero. No quepo aquí. Destruyo la pared. Caigo del otro lado. En la alberca. Cientos de fragmentos y yo fracasamos. Nadamos. Maldito conductor.

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